24 DE OUTUBRO DÍA DAS BIBLIOTECAS
O luns 24 de outubro celebramos no centro o día das bibliotecas escolares e no colexio de Cedeira , leváronse a cabo unha serie de actividades para festexalo.
Entregáronse as mochilas viaxeiras a alumnos dos diferentes cursos para que eles se encargasen de recordarlles aos compañeiros o funcionamentos desta actividade.
Ademais na hora de ler os titores léronlle aos nenos un texto escrito por Ledicia Costas co gallo deste día.
PREGÓN
Una luciérnaga es una isla perdida en la
noche más densa. Cien luciérnagas, una constelación misteriosa que marca el
rumbo hacia otros universos. Así, con esa estrategia de luz, se organizan los
libros que moran en las bibliotecas. Son caricias fosforescentes que incendian
los sueños y recomponen los corazones grises hasta hacerlos recobrar su color
rojo brillante. Cualquier individuo que padezca el síndrome del corazón gris,
debería ponerse en manos de un experto y visitar una biblioteca.
Para escribir un libro, además de hacer
malabarismos con las palabras hay que ser una desvergonzada o un loco. Un
atrevido, una excéntrica descontrolada. Llevar un calcetín de lunares, otro de
rayas y los pelos de punta. Una cresta como las que lucen las cacatúas sería un
peinado muy interesante para un escritor. Solo las mentes más disparatadas son
aptas para escribir libros. Pero para custodiarlas no es suficiente con tener
un desajuste en los cables cerebrales. Es indispensable ser de fuera. Un extraterrestre.
Las bibliotecas albergan seres con antenas
giratorias, cerebros millométricos que memorizan títulos rebuscados,
rimbombantes, campanudos. Las personas que custodian libros siempre me han
parecido criaturas singulares. Están dotadas de extremidades retráctiles que
estiran y estiran hasta alcanzar aquel volumen al que parecía imposible
acceder. A continuación, como si nada, se recomponen y todo vuelve a su
posición natural. Parecen seres humanos, pero a poco que les observes
percibirás que no son de aquí. Una de las cosas que más me fascina de los
bibliotecarios es su cerebro. ¡Me parecen tan listos! Los libros fabrican
pensamientos. Pasar tantas horas dentro de una factoría de ideas es bueno para
tener un corazón rojo y brillante y una cabeza repleta de planes fantásticos.
Alguien me han contado que el 24 de octubre
es el Día de la Biblioteca. Sería genial organizar una fiesta con confeti y
pompas de jabón. Celebrarla por todo lo alto. Me encantaría vestirme para tal
ocasión como el personaje de algún libro, sentarme en la mesa de una biblioteca
de la ciudad donde vivo y esperar a que fueran a visitarme. En las bibliotecas
puedes ser quien tú quieras. Desde Mary Poppins hasta Matilda, Atreyu, Drácula
o incluso PippilottaViktualiaRullgardinaKrusmyntaEfraimsdotterLångstrump.
Puedes ponerte botas de pelo, plumas, zancos y sombreros. ¡Sombreros! ¡Eso es!
Imagino a una pequeña lectora acercándose a mí discretamente, atraída por los
colores y formas de mi sombrero:
—Sombrerera loca, ¡qué fiesta más maravillosa!
¿Sería tan amable de servirme una taza de té?
Yo se la serviría con mucho gusto, poniendo
cara de mujer refinada, y luego ambas haríamos ruido al tragar. Sonaría algo
parecido a glupglupglup. Y antes de que nos diese tiempo de romper a reír de forma
desenfrenada, aparecería el bibliotecario, como surgido de la nada, que para
eso poseen la facultad de materializarse delante de ti en el momento más
inoportuno, y nos advertiría de que las bibliotecas no son merenderos. Hay que
reconocer que son únicos custodiando tesoros. Extraterrestres con el corazón
rojo y brillante. Qué cosa tan extraordinaria. ¡Feliz Día de la Biblioteca!